domingo, 18 de mayo de 2008

Puntos de vista

"No hay cometas que pasen por mi baño". Dijo ella, "nuestro baño", añadió poco convencida.
Yo no supe qué pensar, siempre había creído que compartíamos un mismo mundo, una misma forma de ver la vida. En ese momento entendí que entre nosotros no quedaban más que restos de una noche anterior. Platos sucios de una celebración, vasos marcados con lápiz labial, servilletas arrugadas sobre un mantel manchado de vino carmenere.
"Está bien, lo comprendo", respondí, aunque en ese momento no comprendía nada. Tomé mis cuatro discos de platino, el reloj de pared de mi abuelo marinero y me subí al primer autobús que pasó frente a nuestra ventana.
Creo que ella aún busca su libreta de teléfonos.

No hay comentarios: